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jueves

¡No os deshumanicéis!


¡No os deshumanicéis! Y buscad en sí a, Cristo-Jesús, por Tanto, ni obcecarse en, ni extremas izquierdas exacerbadas, ni en izquierda inmóvil u en sí estatuados mirando atrás aún materializados, y ni en extremas derechas de inmersión fanático-social, y ni de derechas simples, insípidas, o tibias sumidas en la imparcialidad, con respecto al desprotegido u desvalido y en sí hermano Nuestro, y ni en centralizarse amarrados solo entre sí, en un centro insostenible humanamente, y en los hechos me remito, en no más que visto a cómo él Cisma, y si en sí Humanados que nos decante en Tal, y desde donde sosegadamente divisar las opciones a tomar, ¡o no! De éstas, y en sí mismamente cómo tales, e incluso sin ideología alguna, Salvo la Fe que Es Vida qué Resucita a un muerto Cristo-Jesús-Vida, y nos la Da en abundancia de Vida Eterna así Viviéndola, porque en sí de nada vale, y ni valdrá sin Él Amor él que nos Es Válido, y en él qué Solo nos Vale de Su Eternidad si nos Es Devenido y en Reciprocidad en Él, lo Devolvemos a Él. ¡O lo que es Mismo!, Si no qué, en Cristo, Espíritu Santo, Divinidad-Sensibilidad en sí con, Jesucristo Señor y Dios Nuestro, y qué de en mi Alusión, el discernimiento que Percibo, Es al Proceso de Un Crecimiento Espiritual y Divino qué solo Jesucristo y en Dádivas a Sus Hijos Queridos Da Gratis en Llamándonos a seguirle, y qué sí así lo es en Sí, Es él qué También por tanto, lo Es en Nosotros por Su Reciprocidad y qué en la Misma sea en Amándole Respetando con él debido decoro a Su Nombre, y Espíritu Santo, Jesús-Cristo, Él Nos acoge de Sus Moradas-Familias-Sumando-Santidad e indistintamente en Tal de Su Mandato e Implícito ya desde el Principio de los Tiempos, y así en Formándonos a Su Semejanza. Y él Centro, ya lo Es Él en Su Santo Espíritu Dios Humanado Cristo-Jesús en Nosotros Es, Él Trono de Su Reino. Y Nosotros, que lo es en caminando ya desde la niñez acogidos, también educados por Él, y antes de antemano y mismamente en nuestros padres, Generación, tras Generación de Su Familia, ¡o no!, “dependiendo a cual eliges y por tu propia libertad ” o, en la de La Fe de Confianza, que por Él Bautismo Mismamente Es La Ya Extendida y así en Desarrollándonos a más en Su Reino, en él qué Nosotros nos movemos Testimoniándolo, y así desde entre éstos varemos, de en las diversas etapas, u Cismas a superar, de en cada extremo, socialmente en Regenerándole, y Glorificándole, con respecto a Él, qué en Cristo, Es, de la Salida del Sol, hasta Su Ocaso, o sea, en siendo Hijo Acogido, lo Es ordenadamente de Recogimiento en Nuestro Dios, Él Santo Espíritu Humanado, Jesús-Cristo, así en aceptado libre y voluntariamente en, La Virgen María a Su Nacimiento, y así Mismamente en entregar, Cristo-Jesús, La Vida a la muerte, y de Nuevo Dios al Devolvérsela impoluta por Tanto, pero ya en Su Evolución Propia e indistintamente Nosotros, en Partícipes de él Mismo y Coherederos, así cada cual, que en Sí y así de él qué lo quiere en Sí de Su Eternidad Vivificándole, Dando ¡Gloria!, y ¡Gracias! Al Padre Dios y Creador Nuestro Jesús-Cristo, así Creciendo Sus Hijos en los diversos Procesos del caminar entre Todos pero Solo de Sus Enseñanzas, y en comprendiéndole, el qué lo Es entendiéndonos con Su Propia Fraternidad del Amor Único y Recíproco, a Su Paz y Misericordia Espiritual en Redimidos, y Al que Nosotros Reflejándonos en Él intentamos en la medida de cada indistinta y propia posibilidad él Recabar del bien General, y Su Realidad, ya en Su, Vinculo, Caridad, Paciencia, Humildad, Amistad, ganadas del día, a día, y por Tanto, del momento, qué Es Su Justicia, y la esperada pacientemente en Sus Hijos, los Mártires, así muriendo al pecado, y Espiritualmente Resucitando en Su Eternidad, y a la que opcionalmente, esto sí a todos y como hijos suyos que los somos todos dentro de lo Infinito, en inconscientes, y en su día y hora, como en Conscientes en sí, del Ser, los que por Él, Somos Sus Elegidos a Su Eternidad Gloriosa en Amándole en Sí. ¡Y Por Tanto, Es en Sí, el que ya no cabe, visto lo visto, y oído lo oído, y Viviendo cuanto Vivo, y qué aunque siendo en Él lo Mismo, pero qué en Si, y en absoluto, él qué lo Vivo en Eternidad de Igual Modo, ni tal, al Dios, u al discernimiento del creador y sus seguidores muchos aún los acogidos, en el ejemplo mostrado de la película recreada y tan aplaudida, y aunque también eclesial y cristianamente en él, Santo Niño, Marcelino, Pan y Vino!. Pero Sí qué Es en Sí y Es asumida La Misma Eternidad de La Eucaristía, en lo Visible, y de lo Invisible, porque en Sí, Es el Sacramento qué Nos Vivifica indistintamente en Sí y nos Consagra el Momento por Tanto, así Física y Espiritualmente en Sí, en Dándosenos Él, y así en Tomándole Nosotros Sus Hijos que lo Vivimos, e indistintamente de entre los que hacemos el Camino en Él y ya Liberados, por lo que la excepción, en mí discernimiento en, Cristo-Jesús, está en la interpretación de la Vida Eterna Espiritual, y ya La Vivificada en Sí y Tal Dándole Curso, con respecto de la muerte física del cuerpo, u la carne que nos nace de nuevo de, “hombre y mujer” y en sí, en caminando Juntos gozosos del Amor de Dios Recíprocamente, y mejor, o peor, hasta entonces, en los demás sí, de continuar apostatando aún, pero qué Sí lo es Cierto el llegar y así del que lo hace Realidad Viviéndolo en Cristo, por Tanto, de Su Encuentro, él qué Transciende entendiéndolo del qué termina sus días, y qué Uno, así Mismamente le Acoge dé y, con Sus Principio También en La Continuidad qué sin dudas, y en Conciencia lo digo en Sí de Él, Física, y Espiritualmente, el que Es en encontrándote con Él y en adelante por Cómo bien Hechor También y Juntos, y ya para con los demás Hermanos y Hermanas, más en la desprotección u vulnerabilidad de su propia Dignidad, Formando así Su Unidad Propia, ¡Un Alma en Él, y Suya!, y porque si en sí Concienciados en Él, es qué se Nos hace él Encontradizo, de modos en qué te realza fortaleciéndote contra tu tibiez, y tus miedos internos en sí mismo, y así por sí, en Reconociéndote en Su Acogida. Por lo que Es La Fe, y así, él Creer, ¡o no!, Creer en, Su Ley, y Su Resurrección, qué en Sí La Percibes Aludido, y cada día en pos de Él, para Su Misión, qué se nos Revierte en Nuestra, y así lo es Propia, de entre Nosotros y en cada cual e indistinta y Mismamente para Él, con la suya y en correspondencia, a Su Amada Familia que lo Somos en Cristo, qué Es en el Corregir Constantemente de donde nos deviene Nuestra Santidad Trinitaria y qué en posterior Es en Sí Reconocida, y en Sí del Espíritu Santo haciendo Su voluntad, y qué lo Es en, Su Hija, Madre, y Esposa, Tal y así También el que lo es mi experiencia en Sí Mismo, salvo que me demuestren lo contrario alguien con hechos contrastados hoy, por lo que aún delego la pureza que en Sí percibo de La Alusión exigible y aceptable del Amor de Dios en mí Hija pequeña, y en mí Nietecita, Hija de mi Hija mayor, por sí misma emancipada junto a su pareja, y padre de la niña, Virgen María Purísima, y por Tanto, con Nuestra Propia Esposa, que ha de ser y seguir aun siéndolo así y Tal, qué a cómo la excelencia que nos es Dado de lo Propio Suyo. Y en mi discernimiento, él qué lo Es en continuar Santamente de éste Encuentro de Santidad en ambos conyugue, porque él Mismo nos es y en particularizado entregado cómo Su Unidad en Divinidad, Sumando y así de Su Eternidad, e, Iglesia Santa Católicamente en Cristo, Un, Espíritu Santo, y en Él Es haciendo Su Propia Voluntad, y La Unidad, Concienciados Ya Santos y en Su Descendencia. Génesis. Cp. 3. Vs. 12 al 24.

                                   Julio Barriga Carrasco.    

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