Cuando se es Fiel al Señor.
Un Reino terreno, y en el qué en su trono
gubernamental está sentado y aunque con su legalidad, la establecida democráticamente
y en tal, de entre todos los ciudadanos, y la aceptada de sus propuestas,
voluntaria y libremente, y a la vez mismamente por Éste qué es Su cabeza Visible
física y Católicamente en el Señor, a cómo Rey de España, y También la “Luz” en
Divinidad dé el del Cielo, ya qué no por otro, nos es hoy y cierto, la realidad
del trecho y a discernir, de la misma que se nos muestra en, enfrente, con el
empuje feroz y el posicionamiento tan claro de quienes ocupan y con inquina,
por los hechos, y a los que me remito, en el que no solo los de ahora, los
presentes, y que Percibo, en Alusión por éstos y de los mismos, hasta para
devorar incluso desde los escaños e impasibles, en sus “tronos” indistintamente
y así cada cual como pieza diferente en su propio puzle, hace y deshace, auto-avalando,
y auto-blanqueándose, a los asesinos, mercenarios, y sicarios comprados, solo
con dinero y sucio, por los corruptos aún usurpadores y ladrones, de la
Dignidad, a los también y cómo no latentes, y tibios, por la obligación y en la
necesidad, y el abandono en los inocentes, u pobres, y sin arrepentimiento
alguno, de nada, o incluso, peor, ni de algo al menos, ¡qué no!, sino qué en apostatando,
con engaños y siempre así desde el principio de los tiempos se imponen y se
abren camino, con su justicia del terror y la mentira, y la muerte impulsada
qué empuñan sus defensas, compradas a cambio, de sus efímeras vidas, en la oscuridad,
de sus inconciencias absolutas acogidos, en perdiendo y así echando también a
perder todo, y a todos, en su rededor mayoritariamente, Digno de Venerar, para,
y de nuevo, vuelta a empezar, y otra vez más, lo pretenden, y desde, generación,
tras generación. Apocalipsis. Cp. 13.
Vs. 3 al 17. Que del qué jamás y a pesar de las mismas podrán ser sin
Conversión, Justificados, aunque sí llamados, como a todos y cada uno, a Tal de
Nuestro Señor en Su Espíritu Santo, Jesucristo,
e Hijos, en Cristo, por Tanto, Redimidos, en Si e indistintamente con los
Concienciados, en Dios Padre Creador Divino de Todo Lo Infinito en Su Santo
Espíritu a La Santidad de Su Eternidad.
Cuando se es Fiel al Señor no muere tu
Espíritu, con la llamada del Mismo, sino que éste en un tiempo Parcial retrocede,
y se da en sí, Mismamente por muerto, u lo que es lo mismo, el qué Resucitas y
un paso, o dos, siempre por detrás y sin dejar de Caminar a Su Lado, en La
Derecha, puesto que en Éste y ya en Su Discernimiento Propio, o sea, qué Es, la
inminente Conversión al Espíritu Santo, qué nos Mora, en Cristo-Jesús, y que lo
Acoges en Su Reciprocidad, Unidad de Paz y Amor, Mismamente, del devenido por
Nuestro Bautizo qué en Su Gracia Inicial, y También en la que Acogimos de
Nuestros Mayores, en el Nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, Trinitaria
y Josefinamente Familiar qué se nos Da de Él Padre, Dadivas-Regalo de Dios Vida
Eterna, Un Alma. De la qué en Salvada por Jesús-Cristo Padre y Señor Nuestro,
Heredamos Su Espíritu Santo, y en Misión de La Verdad, Su Verdad, y Generación,
tras Generación e indistintamente, devenidos y Salvos en Su Gloria, La Santidad.
En Conciencia Vivir en Cristo-Jesús, es el
Creer Ser en Él, Su Amor y Su Paz, por él Perdón que nos Da y Vivimos de Él
Misericordiosa y Bondadosamente en Testimoniando Su Verdad, Morándole en Sí, y
qué en Sí y de mi Fe de Bautismo, lo es con él día, a día, y cómo Paso por éste
Mundo en Él, por la Tierra de Su Reino, Orando, y así Evangelizando, en éste
Modo, en mis propias circunstancias y condiciones Sirviéndole en Espíritu y
Alma.
Somos
en Cristo-Jesús, Sus Redimidos e Hijos, porque Católicamente Creemos el Serlos
en Él que en cada día nos lo Muestra Con Su Paz y Amor Verdadero en Reciprocidad,
orientándonos en Santidad a Su Iglesia, Su Unidad, u Reino, qué en Cristo, nos
Hace a Su Imagen y Semejanza Dios Padre y Señor Nuestro, a Su Hijo Único
Querido y Divino, Jesucristo, y en Él Humanados en Su Sociedad de Paz, y Hermanos
Representados, u Protegidos en Su Amor, por Tanto, así y También, Testigos
Presenciales de Su Espíritu Santo, en él Santo Espíritu de Dios Amor Creador
Divino de Todo lo Infinito.
Por lo que, En Cristo-Jesús, Sin La
Conversión a Él, y a nadie más de merecer nunca lo suficiente, en absoluto,
cave, y ni cuenta en lo sólidamente social, con la estabilidad en Nuestro Señor
Jesús-Cristo que nos llama a Su Misión a Su Agrado, uno, a uno, y con nuestro
nombre, con el qué lo presenciamos Mismamente desde Nuestro Nacimiento y
posterior Bautismo, del qué y aunque en él empeño personal e inspirado por sí
mismos, solos en sí y sin Santo alguno, qué nos sostenga erguidos, humildes,
verdaderos y “francos” sinceros, para así Vivir Su Eternidad, y no, en efímeros
e improvisos funestos, variados y distintos entre sí, perdidos en la nada, que
se difumina en el olvido, donde no te encontrarás, y ni te encontrarán, ni en
lo familiar, y ni tampoco en lo social, ni en unidad predeterminante alguna qué
valga y por consiguiente, a Eternidad de Su Paz y Fraternidad-Divinidad, porque
en sí es, o que se cae certeramente por sí mismo, libre y voluntariamente en,
contradicción, o sea, que la mentira con lo artificial y suplantada se
interpone ésta a contra-voluntad, en inconsciencia, por el consiguiente desconocimiento
de alguna de las parte en convivencia de sí mismo, e indistintamente, de en
algo deficitario, concreto, y conciso, tal, en pecado y personal, como para por
fuerzas del miedo, y en el pánico neutralizados, el que surta mismamente, y así
en sí misma, la ausencia de Verdad, como salida, aunque en inexistentes, u
velados, y a merced, en el que se auto-montan
primordialmente conjurándose de entre sí, cómplices, y acogidos indistintamente
de su mal, con el malévolo demonio que desvía las voluntades del padre, o sea,
dé, y con sus pecados sin resolver, y así de los heredados del mismo, y sin
corregir aunque devenidos de éste y, sin Santidad, y al que no renuncian, por interés
en complicidad grupal y uniéndose, en vanidades, en envidias mal sanas, en y
con concupiscencias liberadoras, mayoritaria y ociosamente liberticidas e
inconscientes, sin compromisos que acoger, que no les sean relativos, respecto,
a sus intereses personales, u dé en
asociacionismos.
Y qué a como la fuente de dominio, surten en
la vanidad y la avaricia el egoísmo, los instintos, del subyugar, de algún
modo, y también, en dentro del supuesto, en el bien, y el mal, de las direcciones
en Empresas, Gobiernos, Religiones, y de entre los prójimos, u familiares, supuestamente
más relevantes, y qué despunta en fricción socialmente, y que nos alerta tal, a
quienes no aceptamos sus procedimientos, en consecuencias dé, el primer
gobernante, zapatero, y en el zapatero tercero, social-comunista, que es, el
quien, qué asume el compromiso del primero, y que en sí se mantiene el padre de
la mentira y el embuste, que éste asume y multiplica degenerando los principios
y valores de España, el Catolicismo y su Iglesia, en continua demoledora
gobernabilidad de improvisación, aunque a medio u corto plazo saben que, no
pueden ser predeterminantes en nada, de decencia y ni de honorabilidad, aunque
siempre en él respeto, supuestamente en que de entre éstos, y a como en
cualquier otro, de los bloques, políticos obtén en su voluntad libremente a Su
Conversión, al menos, de en sus seguidores u votantes, en y porque saben, y
ven, y oyen, que él segundo zapatero murió ya, y nadie de bien, u sensato y
decente, aún se quiere acordar de aquel, y qué también, tan mal nos gobernó
contra la Dignidad de las Victimas del terrorismo, por ejemplo, a Discernir, a
tal de como el implante, u el injerto, sujeto, en el que se auto-seleccionó escogido
de la higuera que aún no da frutos, pero sí que subyugan sus raíces a la tierra
en que habitan su tiempo, que por cierto, lo es, en concentrándose así, los
males engendrados por éstos en las diversas generaciones pasadas en los mismos,
haciéndose así palpable y cierto, y en tan corto plazo, la incapacidad, propia de
la impaciencia, con la avaricia, y la prepotencia dictatorial, ya gubernamental
terrorista, social-comunista y de la transformación surgida, pero en imposibilidad
aún de conjugar con razonable Continuidad en él Bien, el Amor y la Paz Familiar,
y que nos una, en comprendiéndonos de a como, en tres, o cuatro, Generaciones
consecutivas en sí, y sin el consabido, u perennes desencuentros, siempre
fatídico, en la familia, qué por lo general, salta u revienta en presiones
diversas, y se rompe, a como sobrevivencia indistintamente, las “moradas
diversas y existenciales en él Cielo, y que nosotros, unimos, y a la vez
también dividiendo”, con escisiones, rupturas, desavenencias, divorcios, y
cuando no, incluso, en guerreando entre sí neciamente, que es, y por lo que él propio
demonio, si entra en medio, y no se expulsa, triunfa, aprovechándose así de la
debilidad, a tal, que se acoge, y como parásito que lo es, su natural, u lo acoges,
de con su mal impregnador, y por un lado, al triunfador e idolatrado, y también,
por el otro, al dócil humilde, bondadoso, que en vez de prestar ayuda, se
ayudan, del tan simple, a como los quieran ver, pues, es porque lo puede pisar
fácilmente a como su alfombrilla de entrada, tal.
En Cristo-Jesús, en Discernimiento, que Es
Divinidad, Gracia que nos Da Nuestro Señor, en Su Santidad, para así y en Su
Encuentro, Posicionamiento y Concienciados ya, a qué Nosotros Hijos de Nuestros
Padres, y como así del Señor, antes también lo fueron Mismamente, en Jesús-Cristo
Redimidos, nada más podemos Nosotros hacer, más que ser Leales y Fiel de Su
Amor y Paz Misericordiosa de Espíritu y Fe, Evolucionando a Su Lado. Amén. San Lucas, Cp. 13. Vs. 1 al 5. San Marcos.
Cp. 4. Vs. 26 al 29.
Julio
Barriga Carrasco.
La Oración y qué en un
Principio, la inicié, inspirada tal para en una canción, y qué os la pongo y de
nuevo También, en éste Propio escrito, para qué en la razón, qué en aquel, u
aquella, le vea la gratitud, y que en Tal nos la ofrece Él Señor, También le
pueda, aparte de la oración, qué También quedará Tal y como ya la conocemos, a
adaptarle, una música, acorde a Su Respeto, y Agrado de, sus Preceptos, y
Mandamientos, y en Conciencia Mismamente en la Confianza de mi Fe,
Gracias Señor Jesucristo Hijo Único y
Querido Divino de Dios Padre Creador Divino
De todo lo Infinito en Su Santo
Espíritu, Gracias de Nuevo Señor por mostrarme
Al Padre Creador Nuestro, y mantener mi
Plena Libertad en Conciencia aún También
De éste Mismo Nuevo Momento, Postrado
Ante Ti desde mí Gran Amor, y La
Confianza en mí Fe que Tengo Para que me
instruyas a Tu Voluntad, En la Forma de
Tus Preceptos y de Tus Mandamientos,
Porque Solo Así Y en él Calor de tu Inmenso Amor Y Misericordia,
Pueda Cumplir La Misión de Tu Mandato,
que Es por Ti Dispuesto desde el Principio
De Los Tiempos, en Cada Una, y en Cada
Uno, Indistintamente de Tus Hijas, e Hijos, que como Tal
Quiero Voluntariamente y acepto yo La
Mía que por Tu Gracia Divina me Corresponda
Llevar a Cabo En Tu Divina y Santa
Gloria, Tal y como Era en él Principio lo Es ahora
y lo Será por Siempre, Gloria al Padre,
Gloria al Hijo, y Gloria al Espíritu Santo, como
Era en el Principio lo Es Ahora y lo Será
por Siempre y por los Siglos de los Siglos. Amén. ¡Que así sea! Amén.
Amén. Amén.
Julio
Barriga Carrasco.
Así Católicamente y con Éste Mismo
Espíritu nace, Él Credo Largo como es conocido en Nuestra comunidad, Cristiana,
Tal, como el Credo Católico, y él qué en Sí, y así en la confianza de mi Propia
Fe en Jesús-Cristo me Profesa en Su percepción que me Alude, percibo y Creo. Y
a diario lo medito en Discernimiento junto con Las Oraciones en Las que Creo y
Vivo.
Creo en un solo Dios padre todo Poderoso.
Creador del cielo y de la tierra, de
todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo
único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre, por
quien todo fue hecho; qué por nosotros,
los hombres, y por nuestra salvación
bajó del cielo, y por obra y gracia
del Espíritu Santo se encarnó de María,
la Virgen, y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado en
tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre; y
de nuevo vendrá con gloria para juzgar
a vivos y muertos, y su reino no tendrá
fin. Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida, que procede del
Padre y del Hijo, que con él Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria, y
que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa,
católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo para
el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la
vida del mundo futuro. Amén.
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