¿No es un comportamiento de
idolatría, y autoritarismo, el de éste gobierno Frankenstein creación del mal,
que nos desgobierna, y ya no lo disimula, así enfrentándonos, de entre los hermanos,
y La Familia?
El paso a
paso, del social-comunismo, y sus cómplices diversos y variados políticos, en, y
del “Gobierno” de él Reino de España, y a la deriva, sin el patrón, para Tal, pero
en éste, particularmente ya lo es en idolatría,
ideológicas del “hombre” como tales, y al seguidismo de la muerte en sus
planteamientos, o lo qué es lo mismo, de vidas, misma e inconscientemente en efímeros
materialistas, a no menos qué de su, dios
dinero, y la mentira,
sistematizada cómo él sustento que los mantiene en sí mismos organizados erguidos
de lo artificial con cosa, cualquiera, u la ciencia ficción, propagandística e inagotables, según los
mismos, y que así, éstos solo en desestabilizando todo, mismamente lo
disfrutan por consiguiente, encantados de conocerse, entre ellos, no más.
Yo, en Cristo, y Concienciado de Santidad, ¡Que no politizado, y ni
político!, Creo en, La Verdad de Jesucristo-Resucitado, y Su Paz y Amor
Misericordioso Espiritual, cómo en Sí que lo Vivo, y También, de él que lo Es Así,
de y, en, Cada Creyente-Santidad, e indistinta
y Cristianamente en, cada cual y Fe, la Suya Propia, por Tanto, adquirida en
Misión, de Su Divinidad-Gracia de Dios, Padre y Señor Nuestro Cristo-Jesús. La Santidad en Él.
Y así ya, en los almacenes de compras y
conocidos de siempre, nos dicen, que no hay legalmente precios qué justificar,
para él profesional, tal a como en toda la vida, sí, que ha existido siempre y mismamente,
para el buen funcionamiento de los mercados, por lo que hemos quedado así, retratados
en su, nuevo formato mercantil de la avaricia indiscriminada, en todos,
profesionales, y a la vez, todos, y también, ladrones, pero, claro está, pues
como pecadores qué lo somos, y Redimidos en Él Señor, para la justificación, ¡O,
No, en Nuestra Vida, Su Vida Eterna, y qué en Sí, Así Concienciado, el que lo
Es de Eternidad. Amén, Amén, Amén.
Julio Barriga Carrasco.
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